5 may 2013

Los "Buenos" tienen que jugar siempre

El fútbol, con todos sus dobles pívotes, trivotes, falsos nuevos, carrileros, transiciones, triangulaciones y otros tecnicismos varios varios en la gran mayoría de las ocasiones suele reducirse a que jueguen los buenos. Y cuando digo los buenos, me refiero a aquellos jugadores capaces de hacer algo distinto a sus otros diez compañeros y en ocasiones que todo el equipo rival. Cuando digo los buenos, me refiero a jugadores con talento capaces de desequilibrar un partido por ellos mismos haciendo posible lo inverosímil y fácil lo difícil.

Anoche, en Riazor, al Atlético le faltaron ese tipo de jugadores hasta bien entrada la segunda parte. De ahí el resultado, empate sin goles, y la falta de ocasiones y peligro sobre la meta deportivista. Adrián y Filipe con algunos destellos de calidad fueron los jugadores más destacados del conjunto colchonero ante las bajas por sanción de Koke y Diego Costa que más aportan al ataque rojiblanco. Koke, a través de la creación, y Diego Costa, por medio de su movilidad y espontaneidad.

En el partido de ayer ni Raúl García, ni el Cebolla aportaron mucho. No conseguían finalizar jugadas, les costaba dar el último peso y solo podían medio inquietar a Aranzubía con tímidos disparos lejanos. El partido cambió en la segunda mitad cuando entró en el campo tras volver de lesión Arda Turan. El turco, es de "los buenos". De esos jugadores que cuando recibe la pelota tiene la tranquilidad pararla, pensar, elegir la mejor opción y crear una ocasión que solo puede ver él.

La situación fue mejorando para el Atlético, pues aunque algo tarde, Simeone decidió dar paso a la perla canterana Óliver Torres, otro de "los buenos". Los veinte minutos que jugó el de Navalmoral de la Mata fueron una nueva confirmación de dos cosas: que merece jugar más minutos y que el Atlético necesita que Óliver juegue más minutos. El criterio para mover el equipo, los cambios de ritmo con los que quiebra a los rivales y el aire fresco que le da al Atlético no lo aportan otros jugadores.

A falta de diez minutos para el final Simeone dio entrada Saúl Ñíguez, otro canterano que viene pegando fuerte a la puerta del primer equipo pero al que como Óliver le faltan los minutos necesarios para acoplarse al ritmo del equipo. La creatividad, imaginación y rápidez que aportaron al ataque del Atlético en la línea ofensiva Arda, Óliver y Saúl es lo que necesita Falcao para tener las ocasiones necesarias para ejecutar sus letales remates.

¿Por qué no juegan? Simeone no quiere cargar de responsabilidad ni de presión a dos jugadores tan jóvenes como Óliver y Saúl con el fin de evitar que como Fernando Torres sientan todo el peso del equipo y de la afición con apenas 20 años (Óliver y Saúl aún no tienen ni 19). La idea de Simeone es ir metiéndolos poco a poco en el equipo pensando más a largo plazo que a corto, como su contrato, quiere que crezcan con él pero poco a poco. La próxima temporada será clave para el desarrollo futbolístico de Óliver Torres y Saúl Ñíguez.

Hablar de un partido jugado en Riazor y de "los buenos" y no mencionar a Don Juan Carlos Valerón es un crimen. Por eso mismo, este último parrafo va dedicado a él. Un auténtico caballero del fútbol que a sus 37 años sigue siendo cuerpo y alma de un Deportivo que si se va a acabar salvando esta temporada buena parte de culpa la tiene el mago de Arguineguín.


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